El concepto de tiempo es muy amplio pero centrándonos en el ámbito escolar podemos decir que es aquel que representa e indica una sucesión de acciones y acontecimientos dentro de la jornada escolar.
Jornada escolar
Es aquel tiempo destinado a los diferentes componentes que forman un centro escolar.
En el horario del profesorado se señalan 30 horas directas con el alumnado y hasta 37 horas con una serie de actividades.
El horario del alumnado señala que la jornada escolar es de 25 horas semanales y 2 horas y media para el recreo.
Desde mi propia experiencia, las horas que tenía que ir al colegio me parecían las adecuadas. Pero la forma en la que se aprovechaban esas horas, no; ya que no daba tiempo a terminar algunas actividades propuestas por el maestro o maestra debida a la mala organización.
El que las asignaturas tengan que adaptarse a un horario me parece un atraso y una falsedad a la hora de enseñar los contenidos aunque veo necesario que esta institución. La institución escolar esté organizada en un horario.
El currículum es flexible hasta un cierto punto. Las horas están establecidas así por la normativa y ahí no podemos modificar nada aunque sí podemos actuar desde dentro, adecuando los contenidos a las horas que nos ceden para nuestra materia. Tenemos que organizarnos para que ese tiempo del que disponemos esté bien aprovechado y no dejar que nos guíe él, sino guiar nosotros a él.
Impacto que tiene el tiempo en el aprendizaje escolar
El tiempo es el que va marcando el ritmo en un colegio ya que estamos ceñidos a él. Es un factor que influye demasiado en el proceso enseñanza-aprendizaje debido a que es él el que marca cuando empezar y acabar.
Es negativo ya que el maestro y el alumno y alumna no tiene libertad a la hora de enseñar y aprender. Hay un tiempo para aprender todo aquello que le corresponde a esa asignatura y un tiempo para enseñarlo. A veces, la enseñanza no es adecuada porque el maestro o maestra desea terminar el temario por encima de todo sin saber si los alumnos y alumnas han adquirido los conocimientos de una forma adecuada.
El tiempo domina la vida de las escuelas y se convierte en un mecanismo de control de administración. Las organizaciones deben trabajar con el tiempo, más que a tiempo.
El tiempo es un juego de malabares ya que el profesorado tiene que enfrentarse al intenso ritmo de cambio.
Cada profesor tiene su propio tiempo dentro y fuera de la escuela. Hay que tenerlo en cuenta aunque sólo se hable de él como instrumento para programar y organizar el aprendizaje pero no se cuenta con el tiempo de los profesores y alumnos y alumnas.
Así, la presión de tener que hacer más con menos, y con más rapidez, afecta a la forma de pensar, sentir y comportarse del profesorado.
Así, he hecho un resumen del tema 8 para tener las ideas más claras:
EL TIEMPO ESCOLAR: POLÍTICA EDUCATIVA
Los horarios son elaborados por el Jefe de Estudios quién confecciona una propuesta de acuerdo con los criterios pedagógicos que establezca el Claustro de Profesores. Los horarios son el instrumento a través de cual se distribuye la jornada escolar y se realizan actividades lectivas y completarías que se vayan a programar con el propósito fundamental de llevar a la práctica la recogido en el Proyecto Curricular y al Plan Anual de Centro.
La ley establece que sea el Director del Centro quién aprobará los horarios generales del Centro, los individuales del profesorado y del personal de Administración y Servicios y el del alumnado.
En un centro educativo encontramos un horario general donde se incluyen los horarios del profesorado, alumnado y del personal de administración y servicios. En el horario general se fijan las condiciones en que el centro permanecerá abierto a disposición de la comunidad educativa, así como la distribución de la jornada escolar con las actividades lectivas y complementarias.
En el horario del profesorado se señalan 30 horas directas con el alumnado y hasta 37 con una serie de actividades como son: la programación de actividades educativas, asistencia a reuniones de Claustro de profesores y Consejo Escolar, actividades complementarias y extraescolares, atención a los problemas de aprendizaje (orientación escolar, esfuerzo educativo y adaptaciones curriculares), organización y funcionamiento de la biblioteca escolar, organización y mantenimiento del material educativo, etc.
El horario del alumnado señala que la jornada escolar es de 25 horas semanales para el Desarrollo del Currículo y 2 y media semanales para el recreo. El número de horas asignado a cada área se realizará por razones pedagógicas. La autonomía de los centros permite que los períodos de tarde no sean inferiores a 1 hora y 30 minutos. La distribución del horario deberá prever las distintas posibilidades de agrupamiento flexible para tareas individuales o de trabajo en grupo.
En este tema se intentarán aclarar diversas ideas que nos ayudarán aclarar ciertos aspectos. La primera idea es que el tiempo ha sido considerado en las organizaciones educativas como una variable o un recurso material.
En un primer momento los teóricos, expertos, planificadores pensaban que el tiempo se podría controlar como si de un material se tratara. Así se distribuye en áreas, tareas, etc.
Otra idea es, la de que el tiempo es considerado no como un recurso sino como una variable que se vive. Esta manera de entenderlo nos proporciona más complejidad porque tenemos que incluir que con el tiempo que tiene la organización hay que distribuirlo no solo para el “aprendizaje” sino para el desarrollo de las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa.
El reto para el sistema educativo y para la institución escolar es cuestionar la estructura y el funcionamiento tradicional de la misma. Aunque la organización del tiempo suela aparecer de modo implícito, sabemos, por todo lo dicho a lo largo de nuestro trabajo, que este reto plantea fundamentalmente un cambio en la forma de organizar el tiempo de los centros.
La Ley de reforma Universitaria, la Ley Orgánica General del Sistema de Educativo, la LODE Ley Orgánica del Derecho a la Educación, intentan en buena medida plasmar su concepción de lo que significa el aprovechamiento del tiempo escolar y del tiempo educativo, tanto en la modalidad formal como en la no-formal.
El tiempo escolar está supeditado a las leyes de mercado, que regulan los costes, la financiación, la productividad y la rentabilidad de la educación. Si el producto, el aprendizaje, no consigue el tiempo escolar se convierte en un recurso desaprovechado y parcialmente estéril.
Si se aumentan cursos y se democratizan la enseñanza, las horas/ profesor, las horas/ aula, las horas/ curso, etc., disparan las cantidades asignar las cantidades a asignar a la financiación de la educación. El tiempo concedido semanal _horas indicadas en el Currículum. Tiene su correlato en los presupuestos; si el tiempo concedido se vuelve tiempo activo y comprometido, la inversión será rentable. Pero si esto no sucede, el despilfarro de tiempo conlleva aparejado de dinero.
EL TIEMPO ENTENDIDO COMO VARIABLE O RECURSO MATERIAL
El tiempo en las organizaciones educativas ha sido considerado como una variable o un recurso material o como una variable que se vive.
El tipo de estructura utilizada, la forma de organizar la jornada y el calendario, el ritmo y progresión de la materias reflejan un modelo pedagógico determinado, que aunque desde planteamientos pedagógicos, psicológicos, sociológicos o biológicos determinados, no dejan de ser la aplicación a la investigación de una forma determinada concepción de la enseñanza y del centro educativo.
El tiempo escolar, entendido como el tiempo directamente relacionado con las actividades de la escuela o centros educativos, es una parte del tiempo dedicado a la actividad educativa.
El tiempo escolar implica a diferentes agentes, protagonistas directos o indirectos del hecho educativo. Existe un tiempo del profesor, tiempo del alumno, tiempo delos gestores, etc. Pero también se puede referir a tareas diversas como puedan ser académicas, administrativas, económicas u otras. Aparece así, el tiempo escolar como el resultado de múltiples variables.
Las concreciones temporales de la escolaridad dan origen de acuerdo a su amplitud de niveles/ etapas, ciclos, y cursos que mantienen una relación progresiva de subordinación. Esta misma también se da cuando se consideran los microperíodos: trimestres, bitrimestres, semanas, jornada o módulo horario. Esta organización de los espacios temporales origina productos como el calendario y el horario escolar. En este sentido, el actual sistema de distribución del tiempo por cursos escolares es totalmente irracional; y hasta el momento, no se ha suscitado ningún intento importante de cambio en nuestro país. Seguimos con un período que consigue el aprendizaje de los alumnos rompiendo uno de los principios básicos del aprendizaje: la comunidad.
La realización del calendario del calendario se ha basado históricamente en las celebraciones religiosas tradicionales, olvidando la posible incidencia de factores biológicos y pedagógicos aún no suficientemente conocidos. No obstante, ya en el Libro Blanco previo a la Ley General de Educación de 1970 se señalaba la importancia de dos factores:
>Fisiológicos y psicopedagógicos, especialmente los límites de la capacidad del alumno y las exigencias de las distintas disciplinas.
>Geográfico- sociales. Condiciones climatológicas, régimen laboral, fiestas, etc.
La determinación del calendario corresponde habitualmente a organismos municipales, regionales o estatales quienes determinan, de acuerdo al grado de autonomía reconocido a los centros educativos, normativas más o menos generales de obligado cumplimento.
Se puede defender que se pongan unos mínimos de horas anuales o jornadas de trabajo, pero es difícil comprender, desde la lógica de la utilización y distribución racional del tiempo para el aprendizaje, un calendario general de aplicación en todos los centros. Es obvio que, el tiempo está condicionado no por la naturaleza de la actividad educativa, sino por el entorno sociológico.
Las ventajas organizativas que se han creído ver en la clasificación de los alumnos a partir de la asociación curso escolar/año cronológico han potenciado el desarrollo de programas graduadas con su carga de fraccionamiento curricular y con la aparición de las repeticiones de curso
En a las mayorías de las escuelas, aún siguen imperando los horarios tradicionales o rígidos, que son el resultado de aplicar concepciones mecanicistas a la actividad educativa. Todo está previsto y organizado; sin embargo, esa uniformidad se ve rota a menudo por el desarrollo no siempre previsible del hecho educativo produciéndose lagunas, no cumpliéndose los programas y desajustándose todo lo planificado.
Los horarios tanto de los alumnos como el profesorado, están sometidos a criterios distintos y a necesidades diferentes, deben entenderse de distinta manera, aunque, si deben adaptarse mutuamente.
Es evidente que el tiempo del profesor parte de una concepción que está condicionada por el horario lectivo. El profesor realiza una gran diversidad de tareas que son importantísimas en el desarrollo de un currículum en el que se pretende una formación integral, las que no están relacionadas con el proceso de enseñanza y aprendizaje aparecen como complementarias y, por tanto, a menudo se dejan sin concretar temporal las diversas situaciones.
El horario del profesorado debería recoger no sólo un horario lectivo, sino toda su actividad, incluyendo el trabajo en equipo. Sise hiciese así, el tiempo dejaría de ser el enemigo de la libertad del profesorado convirtiéndose en su respaldo.
El profesorado cree que el tiempo destinado al aprendizaje de las diferentes áreas es insuficiente para los diversos y numerosos contenidos que se proporcionen. Por otro lado, muchas veces el alumnado realiza actividades complementarias fuera del horario escolar con unas jornadas muy complejas.
Los procedimientos didácticos quedan partidos de forma ilógica en la mitad de los procesos y se continúa con la vieja tradición de las asignaturas separadas entre sí. Además, se ha llegado incluso a discutir si las sesiones han de ser de 45 o de 55 minutos o de una hora, por los momentos que durante el día los alumnos pierden concentración, como si fuese positivo añadir en estas unidades todas las actividades que realizan.
La utilización del tiempo se presenta como una restricción a las tareas, como una limitación. Lo más corriente es que no se pueda realizar todo el programa previsto, que los alumnos dispongan de tiempo para profundizar o que los profesores no tengan tiempo para hacer los proyectos curriculares o resolver multitud de problemas que se les presentan.
La enfermedad de la cronofagía, es decir, la utilización del tiempo en actividades menores dejando siempre para más tarde las actividades fundamentales, es habitual en el funcionamiento ordinario de los centros. Esta enfermedad conlleva, además, que el escaso tiempo del que dispone se aproveche con escasa eficacia.
Si tratamos el tiempo como recurso administrativo, y para ello, la autonomía de los centros debe permitir que se den en nuestro sistema educativo distribuciones adecuadas a las necesidades de cada alumno y a las características y posibilidades de los centros.
Para todo ello, habría que superar aspectos que tradicionalmente afectan a los horarios como pueden ser la inflexibilidad, el antivitalismo y la falta de libertad y autonomía por parte de los protagonistas de la intervención educativa. Para ello es necesario tener en cuenta los siguientes principios básicos:
>Principio de globalización; el tratamiento del tiempo debe partir del concepto de globalización para que se puedan satisfacer las necesidades de los alumnos conjuntamente con el uso óptimo del tiempo del profesorado.
>Principio de priorización; La Priorización es un proceso imprescindible para usar el tiempo en nuestro servicio.
>Principio de distribución de áreas; es necesaria una coherente distribución de las tareas a partir del análisis del tiempo.
->Principio de racionalidad y coherencia; las concreciones temporales deben estar unidas a los criterios que se deduzcan de los objetivos educativos que fijemos y el análisis de los métodos precisados para llevarlos a cabo.
->Principio de previsión y control temporal; hay que prever su utilización y establecer el control sistemático que sirva de retroalimentación para poder utilizarlo a nuestro favor y no como un inconveniente.
->La duración de la jornada escolar debería ser variable en función de la jornada escolar.
->La localización de las materias y actividades debe estar de acuerdo con el grado de fatigabilidad. Su determinación permite elegir las materias del programa en cantidad y contenido y establecer el momento más adecuado para cada una de ellas.
La organización y el tiempo no suelen ser problemáticos o materia conflictiva excepto cuando nos referimos a la jornada escolar.
LA JORNADA ESCOLAR
El principal condicionante de los procesos escolares es el tiempo, y su principal recurso las capacidades y motivaciones de los alumnos, lo que significa que en un mismo tiempo distintos alumnos obtendrán distintos resultados, así como un mismo resultado sólo podrá obtenerse con distintos tiempos.
El modo en que usamos el tiempo es un indicador de nuestra calidad de vida. La visión que tenemos del tiempo y las decisiones sobre su uso están completamente conectadas con lo que valoramos y creemos.
EL IMPACTO DEL TIEMPO EN EL APRENDIZAJE
La organización debe proporcionar el contexto adecuado para que esos objetivos educativos se puedan desarrollar.
El dominio del aprendizaje y la oportunidad para aprender representar esfuerzos evidentes para controlar el impacto del tiempo en el aprendizaje.
Aunque sin perder de vista la noción del tiempo como un recurso limitado, todos los esfuerzos van dirigidos a aumentar el conocimiento de cómo sacarle el mayor provecho posible a través de estrategias que lo ganen para la enseñanza y el aprendizaje a costa de redefinir sus tradicionales límites. Las sugerencias incluyen: tiempo concentrado en el aprendizaje, jornadas escolares más largas, escuela abierta todo el año y un mayor acceso al aprendizaje a través del uso de la tecnología. Sin embargo, al tiempo se le sigue considerando un bien que debe controlarse y gestionarse.
Esta dimensión dominante en educación es conocida normalmente como tiempo técnico-racional o como recurso o medio finito que puede aumentarse, disminuirse, gestionarse, manipularse o reorganizarse a fin de acomodarlo según los propósitos educativos seleccionados, representa la racionalidad tecnocrática.
Las organizaciones deben trabajar con el tiempo, más que a tiempo. El tiempo del reloj en raras ocasiones señala el inicio temporal del aprendizaje real. Dicho aprendizaje tiene lugar cuando los profesores y los estudiantes están preparados – cuando las experiencias pasadas y la anticipación de las visiones futuras se unifican en el presente. El tiempo ofrece la posibilidad para que el currículum adquiera significado para el alumnado y se presente en un ambiente de impresivilidad y cambio dinámico, ámbito natural del aprendizaje.
Las organizaciones como nosotros la hemos conocido van cambiando, la tecnología está redefiniendo el alcance y el significado de las organizaciones. Con el advenimiento de los faxes y del correo electrónico ya no estamos confinados en un tiempo finito.
Las historias del profesorado muestran hasta qué punto las escuelas están dirigidas por “ciclos” y “ritmos”. Los estudios de casos del profesorado incluyen referencias: módulos horarios, las tareas semanales, las notas trimestrales, las vacaciones según el calendario y la promoción anual.
EL TIEMPO COMO UNA VARIABLE QUE SE VIVE
Además de las órdenes externas y el tiempo asignado alteran no solamente al trabajo de los profesores y su productividad, sino también sus relaciones laborales, su salud y su vida personal, revirtiendo luego en el propio trabajo.
El tiempo se experimenta de manera subjetiva, es personal. Nuestras experiencias internas del tiempo son diferentes de nuestras nociones del tiempo espacial o del tiempo entre acontecimientos.
La intensificación es otra dimensión del tiempo que el profesorado experimenta y conoce bien. En otras palabras hay menos tiempo para hacer más cosas.
En las organizaciones educativas a diferencia de otros lugares de trabajo, son la responsabilidad del profesorado ante los estudiantes, la forma de los horarios, la estructura de las escuelas, y las premisas administrativas las que convierten el tiempo en un valor o lo relegan a simple concepto regulador.
Según varios autores la estructuración del tiempo escolar depende de la realidad educativa de una sociedad determinada. A continuación mostraremos varios ejemplos de la estructuración del horario escolar según los distintos países:
- Solamente existe la jornada continua en Alemania, Dinamarca e Italia, aunque en todos estos países se dan posibilidades para que los estudiantes prolonguen su permanencia en los centros.
- El número de horas semanales dedicadas al desarrollo del currículum oscila entre las 20 de Gran Bretaña y las 30 de Alemania y Dinamarca.
- El país que habilita menos días de clase al año es Grecia (170) seguida por España (185).
- Francia y España son los países con mayor número de vacaciones.
Así que debemos debatir de forma serena amplia sobre la cuestión de la jornada continua teniendo en consideración:
Ni el espacio ni el tiempo son entes inalterables ni absolutos.
La institución escolar se tiene que enfrentar a la implantación y desarrollo del currículum de forma flexible.
Facilitar el trabajo en equipo del profesorado y alumnado en unidades espaciales dinámicas.
Dar cabida a iniciativas sociales diversas.
Las decisiones que se adopten sobre la jornada escolar no son responsables de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje desarrollados por las instituciones educativas.
Es importante distinguir entre jornada prolongada o jornada concentrada. Concentrar el trabajo escolar en una jornada continua de cuatro o cinco horas diarias induce a un estilo pedagógico caracterizado en las escuelas por la urgencia en el desarrollo de las actividades, de las transiciones entre tareas, y por la premiosidad en las relaciones humanas. Por eso, la jornada escolar que más conviene es la prolongada.
En relación al profesorado, si sustituimos el concepto de profesor por el de equipo docente que desarrolla de forma coordinada el proyecto educativo y donde cada uno es un elemento clave para la realización de la empresa colectiva, el concepto de jornada cambia. Lo que se debe tener en consideración son las características diferenciadas de los alumnos, de los profesores, del centro y como encajarlos con los intereses de los padres.
VALORACIÓN PERSONAL:
Nunca le he dado importancia al tiempo, no me parecía un factor importante dentro de la escuela.
Quizás porque estuve durante diez años sin modificaciones en mi horario escolar, en mis puentes festivos, en mis vacaciones...
Luego estuve cuatro años en el instituto y tampoco percibí lo importante que es el tiempo. Nada fallaba con respecto a él, todo está bien planificado.
Ahora, en la facultad, tampoco me doy cuenta de este factor, solo ahora, en esta asignatura he sabido darle importancia al tiempo.
Pienso que desde el punto de vista del alumno, es difícil darse cuenta de todo aquello que depende del tiempo.
Al alumno se le da todo hecho, todo planificado y encajado pero cuando eres profesor, director o jefe de estudios debes manejar el tema del tiempo escolar porque de él depende todo aquello que el alumno va a aprender.
Al estudiar magisterio o pedagogía, que es ahora mi caso, descubres el gran mundo que es la escuela.
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